La seducción es un arte para captar la atención de los demás. Normalmente se utiliza para atraer a una persona que deseamos, pero también puede resultar muy útil para conseguir algo en el ámbito laboral, al hablar en público o para convencer a un amigo.
Hay personas que tienen más desarrollada esta habilidad, pero es algo que se puede aprender.
Me gustaría aclarar que no es lo mismo la seducción que la atracción. La seducción requiere de paciencia, práctica y habilidad, mientras que la atracción es mucho más inmediato, podemos decir que es algo instintivo.
Claves de la seducción
Para ser una persona seductora no es necesario contar con unas cualidades específicas, si no ser consciente de tus propias características y mostrarlas con gracia y naturalidad.
Tu autoestima es clave para poder seducir. Para “convencer” a alguien primero debes estar seguro tú mismo, si no resulta muy difícil resultar creíble. Debes conocer tus puntos fuertes para saber aprovechar tus cualidades.
Aprender a empatizar, escuchar y comprender a los demás es fundamental para poder interpretar correctamente sus gestos. De este modo sabrás si la seducción está dando sus frutos o debes cambiar de estrategia.
¿Seducen igual los hombres y las mujeres?
La seducción no es cuestión de sexos si no de personas. Hay quien se encuentra muy cómodo en este papel y mientras que, para otras personas supone un gran esfuerzo.
Podemos encontrar diferencias en cuanto al objetivo de la seducción, tanto hombres como mujeres disfrutan consiguiendo el objetivo que se han marcado. Pero generalmente las mujeres, además, suelen encontrar satisfacción simplemente al conseguir la atención de la otra persona.
Cómo seducir
Cada persona tiene su propia estrategia de seducción y a cada persona nos atraen cosas diferentes, pero hay algunos elementos comunes:
- La mirada. Una mirada interesante, en ocasiones atrevida, te puede allanar el terreno. Pero cuidado con pasarte, debe ir acorde a la respuesta que tengas. No mires fijamente a los ojos durante mucho rato. Aparta ligeramente la mirada, mira el cuerpo de la otra persona, su cuello o sus manos y aparta de vez en cuando la mirada para dejar también que te miren.
- La sonrisa: los labios y la boca son una fuente seductora en sí misma. Utiliza una sonrisa abierta para transmitir seguridad, confianza y naturalidad.
- La forma de hablar: las palabras cuentan y mucho, no seas demasiado directo expresando tus deseos, déjalos leer entre líneas, al menos en un primer momento. Si tienes oportunidad de hablar al oído, hazlo en voz baja y deja que tus labios rocen ligeramente la oreja de la otra persona.
- Los gestos: como ya has podido intuir la comunicación no verbal es la clave de la seducción, retirarte el pelo de la cara, tocar tu cuello o tu barbilla, rozarte el brazo con los dedos, cada discreto gesto puede resultar excitante si eliges el momento adecuado. La seducción es por lo tanto un proceso sutil, lento y cauteloso. Si descubres demasiado pronto tus cartas puedes romper la magia y conseguir el efecto contrario.
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Laura de Toledo Congosto. Psicóloga y Sexóloga