¡Con la sexualidad hay que mojarse!

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE UNA EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL?

Educación sexual integral

En la actualidad hablar de educación sexual sigue siendo en muchos lugares, en muchas culturas y en muchos contextos un tema lleno de mitos, prejuicios e incluso silencio. Sin embargo no podemos negar que es un tema sumamente importante. Especialmente cuando pensamos en niñas, niños, niñes, adolescentes, jóvenes que están en pleno desarrollo físico emocional y social. A diferencia de lo que muchas personas pueden llegar a creer, la educación sexual integral no promueve conductas sexuales precoces ni incentiva a comportamientos inadecuados. Es todo lo contrario, ofrece información real, veraz, actualizada y que se adapta a cada etapa de desarrollo con el fin de ayudar a todas las personas a tomar decisiones informadas. Y, que esto haga que puedan desarrollar relaciones saludables viviendo una sexualidad de manera libre, de manera responsable y de manera segura.

¿Qué es la educación sexual integral?

Esto nos lleva a preguntarnos, entonces, ¿qué es la educación sexual integral? La educación sexual integral no solamente es hablar de la anatomía o de métodos anticonceptivos. La educación sexual integral es un proceso continuo que abarca múltiples aspectos. Desde biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos que están relacionados con la sexualidad. También implica hablar del cuerpo, hablar del consentimiento, de los derechos sexuales y reproductivos, de la identidad de género, del respeto por la diversidad y del cuidado emocional. Así pues, en esencia, es una propuesta educativa que pone a las personas en el centro y que esto hace que se reconozcan sus derechos a recibir información clara, veraz, respetuosa y científica sobre la sexualidad.

A lo largo de la historia, muchas personas han pensado que la educación sexual se debe de dar o se debe desarrollar en la adolescencia. Una vez que ya se han presentado los cambios hormonales y que se están viviendo las primeras experiencias afectivas. Sin embargo, la realidad es que hablar de sexualidad o del tema sexual se debe comenzar desde los primeros años de vida, es decir, en la infancia.

En qué consiste la educación sexual integral:

La educación sexual se centra en aspectos como conocer el cuerpo, el respeto a los límites, identificar nuestras emociones y construir una autoestima sana. Por ejemplo, en la infancia se puede enseñar que nadie puede tocar tu cuerpo sin permiso o que tienes derecho a decir no, para entonces que esto nos lleve a una prevención de abusos y a fomentar la autonomía. Así pues, si nosotros empezamos a abordar temas relacionados con la sexualidad desde la edad temprana, evitamos que los niños, niñas, crezcan con sentimientos de culpa, de vergüenza o con desinformación. Y entonces podemos brindarles un lenguaje para que puedan nombrar lo que sientan y experimentan. Y les demos la confianza para acercarse a adultos cuando tienen dudas o cuando tienen preocupaciones.

Adolescencia y educación sexual integral:

Durante la adolescencia, los cambios físicos y emocionales se intensifican. Es una etapa en la que estamos buscando, en la que estamos intentando definir o encontrar una identidad en las que se pueden vivir las primeras experiencias amorosas y sexuales. Y es aquí donde la educación sexual integral se vuelve o se debería volver especialmente crucial, porque busca brindar herramientas para entender al cuerpo, para gestionar las emociones, para ejercer un autocuidado y para ayudar a establecer vínculos que estén orientados en el respeto y en una comunicación asertiva.

Los adolescentes que generalmente están expuestos a una educación sexual integral suelen tener un retraso en el inicio de sus relaciones genitales, suelen utilizar más frecuentemente métodos de prevención y por lo regular tienen mayor capacidad para identificar relaciones violentas y también son más empáticos frente a la diversidad sexual y de género. Por ende están mejor preparados para reconocer y ejercer sus propios derechos y los derechos de los demás.

¿Cuándo comenzar?

La educación sexual integral juega un papel también preventivo y que es clave y crucial porque puede ayudar a reducir, conductas de riesgo que den lugar a embarazos no planificados, infecciones de transmisión genital y abusos. Pero más allá de la prevención, la educación sexual integral permite a los adolescentes a comprender que su sexualidad no es sólo un tema físico, sino que también es un tema emocional, relacional y ético. En la juventud la educación sexual integral sigue siendo necesaria.

Muchas personas jóvenes ya han vivido o ya han iniciado a tener experiencias sexuales pero eso no significa que cuentan con toda la información necesaria. De hecho, en la etapa de la juventud suelen comenzar a surgir dudas o preguntas más complejas relacionados con el placer, con la orientación sexual o con las relaciones a largo plazo, con la auto percepción o con la posibilidad de poder formar una familia. Una educación sexual integral en esta etapa permite reflexionar sobre el consentimiento, sobre los mandatos sociales que pesan culturalmente, sobre el amor o sobre las parejas y sobre cómo construir relaciones más equitativas.

Por lo tanto, una educación sexual integral ayuda a desmontar estereotipos que en ocasiones se transmiten a través de las redes sociales, del cine, de la música o incluso de la pornografía, ya que éstas en muchas ocasiones son las fuentes de información que muchos de los jóvenes utilizan a causa de la falta de educación formal e integral sobre este tema.

Beneficios:

Esto nos lleva entonces a cuestionarnos y a preguntarnos ¿cuáles son los beneficios reales que puede tener la educación sexual integral? Pues bien, la evidencia internacional nos dice que la educación sexual integral trae múltiples beneficios tanto a nivel como social.

Algunos son;

 1-.Favorece el desarrollo de una autoestima saludable y toma decisiones autónomas. 

2.- Previene embarazos no deseados y enfermedades de transmisión genital. 

3.- Reduce la violencia sexual y promueve relaciones más igualitarias. 

4.- Mejora comunicación entre pares, entre parejas

5. Disminuye la discriminación por orientación sexual o identidad de género. 

6. Promueve el conocimiento y el respeto de los derechos humanos.

Además, tenemos que tener muy claro que la educación sexual integral no solamente es una tarea de las escuelas o las instituciones educativas. Las familias, los profesionales de la salud, los medios de comunicación, las instituciones en general, también tendrían un papel importante. La educación sexual se convierte en un esfuerzo colectivo donde obviamente los beneficios se van a multiplicar individual y socialmente.

Conclusiones:

Hoy más que nunca, en este momento de vida, en esta época y en esta era, es urgente que normalicemos el diálogo sobre la sexualidad. Esto no significa que vamos a hablar sin filtros, sino significa que es importante que hablemos con respeto, con responsabilidad y con cariño.

Las nuevas generaciones tienen derecho a vivir su sexualidad sin miedo, sin culpa y sin violencia. La educación sexual integral, entonces, es en este sentido una herramienta justa que nos ayuda a la equidad y que nos ayuda al cuidado. No se trata de enseñar qué hacer o cómo se tiene que vivir la sexualidad, sino se trata de dar opciones, de abrir horizontes y de ofrecer un camino, una brújula. Así, cada persona puede ir recorriendo sus experiencias y pueda ir recorriendo su camino en su vida sexual. En su desarrollo sexual encontrará un camino lleno de libertad y de conciencia. Porque el educar en la sexualidad también es educar para la vida.

Aprende más sobre educación sexual y claves sobre cómo hacer educación sexual integral.

Referencias:

UNESCO. (2018). *Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad: Un enfoque basado en la evidencia*. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000260770

Andrea Vega Díaz del Castillo.

Psicóloga, Sexóloga y colaboradora de PsicoaSexoria.

En Psicoasexoría, la sexualidad es salud, bienestar, estar a gusto con quién eres y cómo eres, esto incluye tantas posibilidades como personas.

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