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Miedo al abandono y otras heridas emocionales

Miedo al abandono y heridas emocionales

¿Qué es la herida de abandono? ¿Qué otras heridas emocionales podemos tener? ¿Es lo mismo una herida que un trauma? Te contamos todo lo que necesitas saber sobre las heridas emocionales.

  1. Heridas emocionales vs trauma psicológico.
  2. ¿Cómo identificarlas?
  3. Heridas afectivas: clasificación según los autores.
    1. Miedo al rechazo.
    2. Herida de abandono.
    3. Miedo a la humillación.
    4. Miedo a volver a confiar o traición.
    5. Herida de injusticia.
    6. Miedo al compromiso.
    7. Desprecio hacia los demás.
  4. Consecuencias.
  5. Tratamiento e Intervención.

Heridas emocionales vs trauma psicológico.

El concepto de herida emocional nos ayuda a entender y reconocer cómo las experiencias pasadas nos influyen en las emociones y comportamientos actuales. Por ello, es importante aprender qué son, cómo saber si tengo una herida afectiva, qué consecuencias tienen y qué debo hacer si tengo una de ellas. ¡Sigue leyendo para descubrirlo!

Las heridas emocionales serían las marcas que dejan en nuestra psique o inconsciente las experiencias dolorosas o traumáticas que vivimos a lo largo de nuestra vida. También son conocidas como heridas afectivas, heridas psicológicas, o heridas espirituales. Suelen tener lugar en la infancia o adolescencia, ya que en esa etapa tenemos menos recursos para gestionar las cosas que nos suceden. Sin embargo, no suele ser hasta la edad adulta cuando se manifiestan mediante diversos síntomas: ansiedad, pensamientos obsesivos, dificultades para dormir o teniendo una actitud defensiva ante la vida

En ocasiones, y dependiendo del ámbito y autor, se han usado los términos de trauma psicológico y herida afectiva como sinónimos. Ambas ideas tienen aspectos en común: nacen de un evento traumático, se refieren a una alteración en la afectividad y tienen síntomas similares como: distorsión en los pensamientos, tristeza, estado irritable y melancólico, culpabilidad, vergüenza o ansiedad entre otros. Sin embargo, la principal diferencia entre ambos está en el grado de las consecuencias. Mientras que un trauma psicológico puede originar un trastorno mental, las heridas afectivas no tienen por qué.

Por otro lado, debemos tener en cuenta que las heridas emocionales no han sido estudiadas en profundidad en el ámbito de la psicología clínica a pesar de la gran importancia que presentan, por lo que en la actualidad no tienen una base científica consolidada.

¿Cómo identificar el miedo al abandono y otras herida?

Reconocer estas heridas es importante para poder sanarlas, aunque Domínguez (2019) explica que no siempre es sencillo identificarlas. A veces sentimos un malestar, pero no sabemos identificar el por qué, cuál es el origen. Esto se debe a que las heridas que tenemos suelen encontrarse ocultas o vagamente presentes en nuestra conciencia. Para reconocerlas, un proceso terapéutico puede sernos de mucha ayuda. Además, Díaz et al. (2020) identifica algunas conductas que pueden llegar a producirnos una herida emocional, como: la humillación o el abandono por parte de los cuidadores, burlas, insultos o comentarios despectivos, lo cuales pueden influirnos negativamente en nuestra valoración personal.  

Heridas emocionales: clasificación según los autores.

Para poder identificarlas correctamente, primero debemos saber qué heridas emocionales existen. Tanto Bourbeau (2011) como Orihuela (2016) señalan que el orden en que aparecen en el transcurso de la vida es: rechazo, miedo al abandono, humillación, traición e injusticia.

Otros autores hacen una división más exhaustiva añadiendo: miedo al compromiso, desprecio hacia los demás.

A continuación, vamos a hablar más detalladamente sobre cada una de ellas y la identificación que autores como Bourbeau (2011) y Alcántara (2023) hacen de ellos:

Herida de rechazo:

La herida de rechazo es una de las más profundas. Puede aparecer desde el nacimiento de la persona, cuando el niño/a se siente rechazado por los progenitores. Según Bourbeau (2011) el mayor miedo para estas personas es entrar en pánico. Cuando deben enfrentarse a una situación que les atemorizan tienden a huir mediante: el alcohol, drogas, escondiéndose, fingiendo que son extrovertidos, etc. También niegan algunas cosas, siendo esta su forma de defenderse. Creen que no valen nada y por ello piensan que las cosas suceden por su culpa, que no tienen derecho a vivir o que no merecen el perdón de los demás. Todo esto produce que se sientan aislados e incomprendidos, por lo que en los grupos suelen apartarse, intervenir muy poco o aislarse. 

La persona se rechaza a sí misma y no es capaz de aceptarse ni expresar lo que siente. Por lo que les cuesta gestionar las emociones cuando están solos. Oscilan entre el amor y el odio muy rápidamente. Además, suelen ser personas muy perfeccionistas. (Alcántara, 2023).

Herida de abandono:

Las personas que presentan la herida de abandono han sufrido en los primeros 3 años de vida por la falta de cariño o afecto de sus figuras de apego. Es por esto que su mayor temor es la soledad, llegando a crear en ocasiones una dependencia emocional hacia otra persona como defensa ante este miedo (Bourbeau, 2011). Respecto a su forma de ser, Alcántara (2023) les identifica como personas que suelen oscilar entre la alegría y la tristeza y que les cuesta aceptar un “no” por respuesta. Necesitan la atención de los demás, sintiéndose apoyados, por lo que a veces tienden a ser dramáticos. Además, piensan que son débiles y temerosos y esto les provoca dificultades para realizar las cosas por ellos mismos.

Herida de humillación:

Esta herida tiene su origen por la falta de libertad y la desaprobación o burla de los adultos, por lo que tienen un gran temor a la libertad y tratan de evitarla constantemente (Bourbeau, 2011). La persona sabe qué es lo que necesita, pero cree no ser digno de tenerlo ni de disfrutar de la vida y que, en caso de hacerlo, será castigado. Por esto mismo se dice que tiene la máscara de masoquista. También suele estar ligado a un plano sexual, en el que sienten una gran vergüenza.

Su forma de defenderse es no ser visto, pasar desapercibidos, por lo que tratan de no pasar los límites para evitar la vergüenza. Incluso piensan que los demás no merecen su confianza (Alcántara, 2023). Todo esto daña directamente su autoestima, haciendo que desarrollen rasgos de dependencia o bien humillando a las demás personas. En muchas ocasiones se autorregulan a través de la comida.

Herida de traición:

Aparece entre los 2 y 5 años, se presentan sentimientos de desilusión y sufrimiento al no tener suficiente atención, haber perdido confianza, no haber cumplido las expectativas o haberse sentido manipulado por parte del progenitor del otro género. Según Bourbeau (2011), es una persona muy irresponsable, que evita a toda costa deshacer compromisos, pero no lo cumple o si lo hace tiene que esforzarse mucho.

Abundan las mentiras y la manipulación, tratando de llevar siempre la razón. Su forma de sentir seguridad es tener el control de las cosas. Además, tiene constantemente una máscara ante los demás, porque quiere aparentar ser fuerte ante los demás. No confía en los demás ni deja que le conozcan, pero es muy exigente con ellos y les hace ver cuando se equivocan. Tiene miedo al rechazo (Alcántara, 2023).

Herida de injusticia:

En esta ocasión la herida aparece entre los 4 y 6 años. Se produce en niños/as que han tenido figuras de apego muy fríos en los que predomina la enseñanza autoritaria. De esta forma se bloquea la individualidad y no se le permite expresar lo que siente.

En la vida adulta se manifiesta creando sentimientos de inutilidad y baja autoestima. No quieren mostrar sus sentimientos porque tienen una gran sensibilidad. Por ello simula ser frío e insensible, al igual que eran sus padres con él/ella. No quiere sentir y se muestra siempre alegre, procurando controlar la ira. Además, considera injusto recibir más o menos que otros. Se defiende a través de la rigidez, porque no quiere mostrar sus problemas ni debilidades, por lo que se controla para que todo esté perfecto sin ser capaz de pedir ayuda. Por último, suele experimentar rabia y resentimiento. (Alcántara, 2023).

Miedo al compromiso:

En estos casos, la herida se origina cuando se rompe de forma inesperada un vínculo muy fuerte. Esto produce que eviten conectar emocionalmente con los demás para no volver a  experimentar el dolor que le generó esa ruptura. Es por esto que tendrán miedo y les costará crear lazos amorosos.

Desprecio hacia los demás:

Esta herida se origina en situaciones donde el individuo no siente valoración, respeto o aceptación en su entorno familiar o social durante su desarrollo. Es probable que haya sufrido maltrato durante la infancia. Esto puede producir una actitud de menosprecio o desdén hacia los demás como mecanismo de defensa, una forma de protegerse contra posibles rechazos o heridas emocionales adicionales.

Consecuencias:

Como hemos podido ver, estas heridas tienen un gran impacto en la vida adulta de la persona. Afectan en las relaciones personales y dificultan la capacidad de afrontar los problemas (Del Castillo et al., 2021). Influyen también en la manera de pensar, sentir y actuar ya que tenemos esquemas cognitivos desadaptativos o erróneos que nos hacen pensar que no somos suficientes, que nos merecemos lo malo que nos ocurre o que estamos marcados para siempre y nunca podremos volver a estar bien. A continuación, vamos a ver cómo podemos trabajarlas.

Tratamiento e intervención:

Para la sanación de las heridas emocionales existen diversas estrategias. Domínguez (2019) propone seguir los siguientes pasos:

  1. Conocer las heridas emocionales.
  2. Tomar consciencia de cómo afrontar las heridas.
  3. Tomar distancia de la fuente de la herida.
  4. Aceptación de la situación.
  5. Tomar conciencia de los propios efectos.
  6. Responsabilizarse de la propia herida.
  7. Atender a las propias necesidades.

Otros autores como Escobar-Torres (2019) plantean cuatro pasos para poder curarlas: 

  1. Reconocer el problema
  2. Aceptarse, aceptar, perdonar y pedir perdón
  3. Identificar posibles soluciones
  4. Reparar.

Además, comenzar tu propio proceso terapéutico te ayudará a profundizar más en ello y entender de dónde vienen, cómo trabajarlas y qué aspectos son importantes cuidar para poder sanarlas. Reconocer cómo las experiencias de la infancia pueden influir en nuestras relaciones y en nuestra percepción del mundo es un paso crucial hacia la sanación emocional. Tanto la psicoterapia tanto la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) como la terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR) pueden ayudarte a ello  (Del Castillo et al., 2021).

“Recuerda que tu cuerpo físico es un reflejo directo del estado de tu ser interior” –Lise Bourbeau-

María Pérez Criado

Psicóloga con habilitación sanitaria y colaboradora de PsicoaSexoría.

Bibliografía sobre el miedo al abandono y herida emocional:

https://revistas.ucsp.edu.pe/index.php/psicologia/article/view/1401/1421

https://lamenteesmaravillosa.com/5-heridas-emocionales-la-infancia-persisten-cuando-somos-adultos

https://emmaribas.com/las-heridas-de-la-infancia-que-son-y-los-5-tipos

https://www.pastoraljuvenil.es/wp-content/uploads/2016/10/446_2.pdf

https://www.criarconsentidocomun.com/5-heridas-emocionales-de-la-infancia

En Psicoasexoría, la sexualidad es salud, bienestar, estar a gusto con quién eres y cómo eres, esto incluye tantas posibilidades como personas.

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